martes, octubre 14, 2008

Érase una vez...








Y vivieron felices y comieron perdices. ¿Perdices? Pues no le veo yo la felicidad en comer perdices, la verdad. ¿Y una buena espalda de cordero con patatitas? ¿O pan con tomate y un buen jamón ibérico 5J regado con cava?
Si es que algunos de estos cuentos me desconciertan. A mi me despiertan después de estar 100 años durmiendo, y con el mal despertar que tengo, desde luego, el príncipe se lleva una bronca que pá qué. Y ese príncipe de la Bella Durmiente… ¿era el mismo que besó a Blancanieves? En vez de Príncipe Encantador, debe ser Príncipe Despertador. Lo podríamos patentar, algo así como el Cobrador del Frac, pero para que despierte a la gente. Pues no se llevará bufíos ni ná!!! ¿Y los enanitos? ¿Eran la versión antigua de los Pitufos, o ambos eran bandas rivales? ¿Gargamel y la madrastra estaban liados? ¿Cenicienta se pasó toda la noche bailando con zapatos de cristal? Ni de coña, vamos. No es que perdiera un zapato, es que acabó bailando descalza, como si lo viera. Y… ¿Hemos de ir besando ranas por ahí a ver si encontramos a nuestro príncipe? ¿Para que luego nos despierte para comer perdices? Va a ser que no. Me parece que me voy con Hansel y Gretel a la casita de chocolate a ponerme ciega de chuches, aunque sea con bruja incluida!