martes, agosto 28, 2007

Endless love



Dicen que el primer amor nunca se olvida. 17 años. El chico más alto de la clase, un morenazo de ojos verdes, mirada penetrante que a veces, hasta daba miedo, pero se enamoró de mí y detrás de la fachada de “duro” resultó ser increíblemente dulce y tierno. Estuvimos saliendo un año y medio, con nuestros más y nuestros menos, pero con un feeling muy especial, que siempre he recordado con mucho cariño.

Segunda parte: nos reencontramos al cabo de… 23 años!!!!!! Que se dice pronto. Los niños, los adolescentes, son ya hombre y mujer, hechos y derechos. ¿Y QUÉ PASA? Que esa llamita seguía ahí, que a fuerza de vernos, hablar, recordar, reír, cenar y bailar, algo se mueve, te das cuenta de lo especial que sigue siendo esa persona para ti. Sus caricias torpes e inocentes se han vuelto sensuales. Ayayayayayay ¿Cómo reacciono? “La experiencia es un grado”. “Más sabe el diablo por viejo que por diablo”… Mierda!!!! Pues va a ser que no! (no se aceptan risas). Me quedo más tiesa que un palo, totalmente bloqueada. YO!!!! Yo, bloqueada, con todo el cuerpo temblando y muriéndome de ganas! Como si volviera a tener 17 años. Atontada perdida. Y justo ahora, cuando empezaba a tener las cosas claras, va y me rompe todos los esquemas. Ufffffffffffff. Vaya lío. And now?